lunes, 15 de abril de 2013

los niños nazis, la Cospedal y el asco

¿Cuánto tardará el niño del vídeo en unirse a uno de esos grupos de desahuciados cercanos a la ETA, simpatizantes de los nazis y amiguetes del estrangulador de Boston?
Un artículo de Antonio Orejudo






No sé si María Dolores de Cospedal habrá visto el sobrecogedor vídeo de unos nazis de Almería preparándose los muy cabrones para ser desalojados de su casa, y tener así la excusa perfecta para hacer un escrache.
El vídeo es muy elocuente: en él se ve a una madre y a su hijo de 8 años. El niño se parece mucho a los niños de 8 años que sufren en sus carnes la violencia brutal de los escraches, pero afortunadamente no es uno de ellos. Este niño del vídeo es un niño de otra clase, se le ve.
A lo mejor ni siquiera es un niño, fijaos lo que os digo. Aunque parece gordito, a lo mejor es un perroflauta mal alimentado que se quedó canijo. El señor don Sigfrid tendría que darle una hostia para comprobarlo. Lástima que el PP lo haya retirado de la circulación: para uno que pone voz a lo que piensan todos en el partido, y van y lo quitan.
Aunque también puede ser que el niño del vídeo sea un niño de verdad. Estos nazis desempleados y desalojantes de ratoneras impagadas son capaces los muy salvajes de involucrar a sus propios hijos en el desahucio de su vivienda, sólo para sembrar en ellos la semilla del odio.
Dice María Dolores de Cospedal que la situación actual es muy parecida a la de los años treinta, a los días previos a la Guerra Civil, un período histórico que ella conoce bien. Pero yo creo que se queda corta. Involucrar en un desahucio a los niños, a tus propios hijos, hablarles como lo hace esa nazi del vídeo es lo más parecido a darles un fusil y mandarlos a la guerra. Yo he visto en la mirada de ese futuro escracheador del vídeo el mismo odio que en los ojos de los niños-soldado.
Por lo demás, el vídeo ilustra muy bien las técnicas de manipulación y lavado de cerebro empleadas por este nuevo fascismo: primero, la utilización de la pena con fines espurios (mención a sus bajos ingresos y elevado coste de la hipoteca). Después anticipación del futuro: posibilidad de vivir bajo un puente o en casa de la abuela. Y para terminar, estigmatización de las entidades bancarias, dibujadas como entes sin piedad que sólo piensan en recuperar su dinero.
El resultado de este maniqueísmo barato lo estamos viendo todos los días. ¿Cuánto tardará el niño del vídeo en unirse a uno de esos grupos de desahuciados cercanos a la ETA, simpatizantes de los nazis y amiguetes del estrangulador de Boston? ¿Cuánto tardará este niño en gritar frente a la casa de otro niño como él? Como dice Felipe González, ¿por qué un niño tiene que aguantar presión a la puerta de su casa?



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